Guadalquivir Cautivo

sábado, 21 de noviembre de 2009

Fuentes del Guadalquivir en la historia



Fuentes del Guadalquivir
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Como en muchos otros ríos, en todo el mundo, el origen del Guadalquivir, es decir, sus fuentes, ha sido localizado, a lo largo de la historia, en diversos lugares, quedando finalmente como oficial la ubicación de la Cañada de las Fuentes, en Quesada (Sierra de Cazorla, Jaén), aunque se haya acordado por los especialistas que esto se trata de un convencionalismo y que sus verdaderas fuentes están en la Fuente de los Agujeros, en La Sagra (Huéscar, Granada).1
Contenido
• 1 Introducción
• 2 Las fuentes del Guadalquivir en la Historia
o 2.1 La situación en el mundo antiguo
 2.1.1 Los griegos
 2.1.2 Roma
o 2.2 La situación en la Edad Media
 2.2.1 Al-Andaluz
 2.2.2 Los cristianos
• 3 La posición de los técnicos contemporáneos
o 3.1 La opción Guadalimar
o 3.2 La opción Guadiana Menor
 3.2.1 El Fardes - Alhama
 3.2.2 Río de Orce - Cañada de Cañepla
 3.2.3 El Barbata (o Guardal)
• 4 A modo de resumen
• 5 La fuente oficial
• 6 Referencias
• 7 Enlaces externos

Introducción
En un libro publicado en 1977 por la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y llamado Guadalquivires, se acepta la tesis del Guadiana Menor como verdadero cauce alto del Guadalquivir. Esta tesis, ha sido mantenida igualmente por muchos otros geógrafos e ingenieros contemporáneos, desde el primer tercio del siglo XX, como Jesús Tejero, Revenga Carbonell, Mariano Palancar, etc. hasta el punto de que puede considerarse como científicamente aceptada, aunque oficialmente no suponga ningún cambio del status actual del Alto Guadalquivir.2
Las fuentes del Guadalquivir en la Historia
Los historiadores han tomado partido, a lo largo de los siglos, por una u otra opción de cabecera del río Betis o Río Grande, proponiendo diversas fuentes, aunque hasta el año 1243 todos ellos coincidían en algo: Ninguno postulaba al Alto Guadalquivir, el actual Guadalquivir oficial, como fuente del Gran Río.
La situación en el mundo antiguo
Los griegos
Los griegos fueron los primeros en interesarse por el Gran Río del sur de Hispania, al que llamaron Río de Tartessos,3 aunque no entraron en el análisis de sus fuentes, puesto que su información venía, principalmente, de las colonias fenicias de la costa.
Roma
Los historiadores y geógrafos del imperio romano, propusieron dos cabeceras diferentes, aunque un gran número de ellos (Estrabón, Posidonio, etc.) se limitaron a situar el origen del río en la Orospeda, es decir, en el gran macizo de montañas que forman las actuales sierras de Alcaraz, Cazorla, Segura, Castril y La Sagra:
a) Guadalimar- Guadalmena. El Guadalimar es el afluente más caudaloso del Guadalquivir por su margen derecha, y el Guadalmena un afluente de éste, que nace en la provincia de Ciudad Real. Tanto Polibio, como Escimno (200-120 a. C.), señalaban que el Baetis nacía en la meseta.4
b) Guadiana Menor. El Guadiana Menor es el primer gran afluente del actual Guadalquivir, por su margen izquierda, y se forma por la unión de los ríos Fardes y Barbata (o Guardal). El nombre tiene un origen independiente del río Guadiana, pues proviene de su nombre original hispano (Anas) con el prefijo Wadi. El cauce del Barbata y su afluente el río de Orce, se encontraban en la ruta, entonces muy frecuentada, que iba de Cástulo a Ilucro (la actual Lorca), y responde plenamente a la descripción que hace Plinio del Gran Río:
El Betis que surge (...) del monte boscoso de Tugia, junto al cual nace el Segura, que riega el campo de Cartagena, teme llegar a Lorca. Hoguera de Escipión y, dirigiéndose hacia poniente, busca el Océano Atlántico.5
En algunos casos, se opta por la solución de las dos fuentes, considerando al río Betis como la unión de Guadalimar y Guadiana Menor. Nunca, sin embargo, una fuente romana sitúa el nacimiento del río Betis en el actual Alto Guadalquivir
La situación en la Edad Media
Al-Andaluz
La llegada de los árabes y sus seis siglos de presencia en la península, no dieron una sola información favorable a considerar al Alto Guadalquivir como fuente del Gran Río. Se mantuvieron las dos opciones romanas, y se añadió una tercera, tardía y poco convincente, claramente dictada por los intereses geo-políticos: El río Genil. Las opciones musulmanas, por tanto, eran:
a) Guadalimar - Guadalmena. Autores como Xams al-Din o Abu-l-Fida, mantuvieron ésta tesis, paulatinamente en desuso.
b) Guadiana Menor - Río de Orce. Fue la opción mayoritaria de los geógrafos e historiadores musulmanes: Al-Razi, Yagut al-Hamawi, Al-Idrisi (en el año 1154) y, de forma especialmente nítida, el libro anónimo, de varios autores no identificados, conocido como Gayangos, Libro de los geógrafos (año 532 de la Hégira). Algunos autores, entre ellos Al-Zuhri, llegaron a citar, como principal afluente del Gran Río, por su margen derecha, al Río del Castillo de Hornos, que los geógrafos identifican con el actual Alto Guadalquivir.6
c) El Genil. Esta opción surgió tardíamente, cuando el Reino de Granada se encontraba en su apogeo, y la defendieron autores como Ibn Abd al-Rabbihi e Ibn al-Jatib, aunque no tuvo continuidad temporal.
Los cristianos

A partir de 1243, cuando el rey Fernando III y sus continuadores han conquistado ya, prácticamente todo el valle del Guadalquivir y Cazorla, comienza a hablarse del Alto Guadalquivir como fuente del río. Se trata de otra opción geo-política, puesto que el Guadiana Menor seguía en manos musulmanas.
Así, el candidato menos considerado por los antiguos como fuente del Betis -sólo en no considerarlo coinciden todos los autores- vino a ser esa piedra desechada por los arquitectos que quedó convertida en clave del arco, siguiendo la frase evangélica. No podía ser menos, dado el carácter eclesiástico y arzobispal que tuvo la conquista del Adelantamiento de Cazorla.7
A partir de este momento, se oficializa el Alto Guadalquivir como fuente del gran río. Cuando, finalmente, el Guadiana Menor cae en manos cristianas, es ya demasiado tarde y cientos de textos han dado ya por definitiva la ubicación del nacimiento, y así se mantiene durante toda la Edad Moderna.
La posición de los técnicos contemporáneos
Según indica Mariano Palancar,8 ingeniero y Director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir durante los años 70, se considera rama principal de un río, al recibir éste un afluente, a la que cumple los siguientes requisitos:
Mayor caudal permanente
Menor pendiente de cauce (por estar más asentado y ser más antiguo)
Mayor longitud
Mayor capacidad de la cuenca hidrográfica
La opción Guadalimar
El estudio de las opciones históricamente planteadas, indica que, aunque el río Guadalimar es, geológicamente hablando, el río tectónico y originario, que corre por una falla y da lugar al valle, y podría haber sido el verdadero Guadalquivir si no hubiesen existido movimientos geológicos posteriores, ni él, ni mucho menos el Genil, cumplen con las condiciones citadas.
La opción Guadiana Menor
En cuanto al encuentro entre el Alto Guadalquivir y el Guadiana Menor, en el punto justo de la confluencia, el cauce del Guadiana Menor es un poco más pendiente que el Alto Guadalquivir. Sin embargo, esta percepción solo se mantiene unos cuantos metros aguas arriba, correspondiendo dicha anomalía a la existencia de un escalón pliocénico. En todos los parámetros, el Guadiana Menor cumple las condiciones de río principal.
Podemos, pues, afirmar con datos objetivos que, a excepción del breve escalón pliocénico, el Guadiana Menor es más bajo, más largo y más caudaloso -recordemos las vegas de riego- que el llamado, y bien llamado pues nadie va a discutir ahora en cuestión de nombres, Alto Guadalquivir9
El Fardes - Alhama
Dentro de la cuenca del Guadiana Menor, se han defendido varias opciones. En primer lugar la del Fardes-Alhama, que viene de Sierra Nevada, pero que es claramente más joven, más alto y menos caudaloso que el río Barbata.
Río de Orce - Cañada de Cañepla
Otra opción planteada, aguas arriba del río Barbata, es la del río de Orce, afluente por su izquierda, y Cañada de Cañepla, afluente, a su vez, de éste. Desde la pedanía de Topares parte un camino sin asfaltar hacia el caserío de Santonge: un paraje protegido por la UNESCO que alberga notables pinturas rupestres. A unos tres kilómetros de Topares y a unos cien metros del camino se encuentra el brocal de un pozo. Las aguas que en época de lluvia brotan a pocos pasos del pozo ya pertenecen a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Este lugar, frecuentemente seco en la superficie, oculta una corriente subterránea que aflora con un modesto caudal cerca de la cañada de Cañepla, donde recibe el nombre de arroyo de la Cañada del Salar. La vegetación que crece junto al pozo, especialmente juncáceas, prueba que hay un caudal subterráneo de agua.
Sin embargo, las mediciones de Revenga Carbonell, y las publicadas por la CHG, desechan también esta opción.
El Barbata (o Guardal)
Es, pues, el río Barbata, técnicamente, el río principal, aunque a veces se le llama Guardal (que sería un afluente del Barbata según la CHG). Nace en el macizo de La Sagra (Huéscar), más específicamente, en la Fuente de los Agujeros, a 1.740 m. de altitud. El nacimiento, está muy cerca de la Sierra de Guillamona, en cuya vertiente norte nace el río Zumeta, uno de los primeros afluentes del río Segura, quizás el más caudaloso en su tramo alto.
Se cumple así, la descripción de Plinio, confirmada dos mil años después por las mediciones técnicas.
A modo de resumen
El historiador González Barberán, ofrece este cuadro final de la discusión:
• El Guadalquivir Geológico: El Guadalimar - Guadalmena
• El Guadalquivir Hidrográfico: El Guadiana Menor - Barbata
• El Guadalquivir Histórico
Para los romanos: El Guadiana Menor - Río de Orce
Para los árabes: El Guadiana Menor - Río de Orce / El Genil
Para los cristianos (a partir de Fernando III): El Alto Guadalquivir
Cinco Guadalquivires, por tanto, para un sólo río.
La fuente oficial
La decisión, en su momento, de que el Alto Guadalquivir, en vez de ser el río Aguamulas o el río Borosa, ambos nacidos en la Sierra de Segura y más caudalosos que el Guadalquivir en el momento de la confluencia, era el nacido en la Sierra de Cazorla, pudo ser también de carácter geo-político, como se ha visto antes, por varias razones:
• Primera, la capitalidad del señorío eclesiástico del Arzobispado de Toledo, denominado Adelantamiento de Cazorla, instituido en el siglo XIII por Rodrigo Ximénez de Rada, se situaba en Cazorla, aunque ello fuera más simbólico y testimonial que otra cosa.
• Segundo. En la época en que se planteó fijar el punto donde naciese el referido río (siglo XVI), era más fácil explorar el Puente de las Herrerías, aguas arriba, hasta llegar a la Fuente de la Cañada, en vez de explorar ríos muchos más caudalosos pero con accesos difíciles. Como por ejemplo el río Borosa, que nace en Aguas Negras, o el río Aguamulas que nace al pie de Las Banderillas, en un lugar enormemente escarpado. Ambos ríos están en la Sierra de Segura, cuya capitalidad era y es Segura de la Sierra.
• Tercero. Todos esos territorios, de la Sierra de Segura, eran patrimonio y jurisdicción, en su día, de la Orden de Santiago, por lo que es factible que el Arzobispado de Toledo prefiriera una opción situada dentro de sus dominios.
El libro publicado en 1977 por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, citado anteriormente, no entra en el análisis de estas tres opciones, dando por sentado que el Alto Guadalquivir nace en su fuente oficial, en la Sierra de Cazorla, aunque en término municipal de Quesada.10 Esa es la posición oficial y no es planteable, actualmente, cambio alguno en ello.
Referencias
1. ↑ Varios Autores: Guadalquivires. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Cádiz, 1977. ISBN 84-85268-24-5
2. ↑ González Barberán, Vicente: Las fuentes del Guadalquivir CHG, Cádiz, 1977. Págs.92 y ss
3. ↑ Estesícoro (600 A.c.), en su poema Geryoneis, recogido en Estrabón III,2,11. (FORNES: Hispania Antigua, Pág. 148)
4. ↑ González Barberán, op.cit. Pág.79
5. ↑ Plinio III,1,secc.3 y III,9 (ALEMANY: Geografía peninsular, Pág. 58)
6. ↑ Palancar, Mariano y otros. op.cit. CHG, 1977, Págs. 82 y ss.
7. ↑ González Barberán, op.cit. Pág. 88
8. ↑ Palancar, op.cit. Pág.92
9. ↑ REVENGA CARBONELL: Perfil longitudinal del Guadiana Menor, Boletín de la Real Sociedad Geográfica, tomo 68, Págs. 140-141, Madrid, 1928

“FORO GUADALQUIVIR ALMERIENSE” REIVINDICA EL NACIMIENTO DEL RÍO GUADALQUIVIR, ATENDIENDO A LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS.
http://guadalquiviralmeria.blogspot.com/
guadalquivirnaceenalmeria@gmail.com
Guadalquivir nace en Almeria.
Almeria madre del padre BETIS.

"UNASE AL FORO"

Cañada del Salar arroyo de las provincias de Almería y Granada (España).





Arroyo de las provincias de Almería y Granada (España). Nace en la pedanía de Topares, perteneciente al municipio de Vélez-Blanco, Almería. Pertenece a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir.

Siempre se ha considerado que el Guadiana Menor es el río que vierte sus aguas al Guadalquivir, pero algunos estudios recientes señalan que el Guadiana Menor mantiene realmente su cauce y que el río que nace en la Sierra de Cazorla es un afluente suyo.

Según el estudioso de la geografía andaluza Jesús Tejero, el Guadiana Menor debería ser el auténtico río Guadalquivir. En la confluencia Guadiana Menor-Guadalquivir, el primero tiene más longitud y por tanto más jerarquía que el segundo por lo que debería haber conservado su nombre.
Véase también: Discusión sobre el nacimiento del Guadalquivir

Según esa explicación, el río que desemboca en Sanlúcar sigue naciendo en territorio andaluz, pero varios centenares de kilómetros más al este: en ese lugar remoto de Andalucía donde se acercan hasta tocarse los límites de Almería, Granada y Murcia estarían las fuentes del wadi al-Kabir de los árabes.

Estas 'otras' fuentes del Guadalquivir, las más alejadas de su desembocadura, se encuentran en el municipio de Vélez-Blanco. Desde la pedanía de Topares parte un camino sin asfaltar hacia el caserío de Santonge: paraje protegido que alberga notables pinturas rupestres. A unos tres kilómetros de Topares y a unos cien metros del camino se encuentra el brocal de un pozo. Las aguas que en época de lluvia brotan a pocos pasos del pozo ya pertenecen a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Este lugar, frecuentemente seco en la superficie, oculta una corriente subterránea que aflora con un modesto caudal cerca de la Cañada de Cañepla, donde recibe el nombre de arroyo de la Cañada del Salar. La vegetación que crece junto al pozo, especialmente juncáceas, prueba que hay un caudal subterráneo de agua.
“FORO GUADALQUIVIR ALMERIENSE” REIVINDICA EL NACIMIENTO DEL RÍO GUADALQUIVIR, ATENDIENDO A LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS.
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"UNASE AL FORO"

viernes, 20 de noviembre de 2009

Prehistoria e historia Maria Almeria


Prehistoria

El Paleolítico en Almería se caracteriza por reducidos grupos nómadas, cazadores y recolectores. No son demasiado abundantes los yacimientos paleolíticos en la provincia, siendo al más antiguo de ellos el de Cueva de Zájara I, en Cuevas del Almanzora.

Ya en el Neolítico, y aún antes en el Paleolítico superior, aparecen las primeras aldeas y los primeros espacios dedicados exclusivamente a enterramientos. De esta época datan las pinturas rupestres de la Cueva de los Letreros y otra veintena de cuevas y abrigos de la Comarca de los Vélez considerados por la Unesco, en 1989, como parte del Patrimonio de la Humanidad.

En uno de esos refugios de los primeros pobladores del levante peninsular, el Abrigo de las Colmenas, todavía se conserva una figura humana con los brazos en cruz que sostiene un supuesto arco iris sobre su cabeza. Dice alguna leyenda que esta pintura rupestre representa un pacto del hombre prehistórico con los dioses para evitar futuros diluvios. Es la primera representación del indalo almeriense, cuyo origen etimológico podría venir del indal eccius, el mensajero de los dioses de los íberos. De indal eccius viene también el nombre de San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos y santo patrón de Almería junto a la Virgen del Mar.

El indalo se ha convertido, con los años, en el símbolo más conocido de Almería y de lo almeriense. Aunque algunos lo han visto como un hombre sosteniendo un arco iris, no es más que un arquero buscando su presa en el cielo. El indalo dio su nombre al un movimiento pictórico, artístico e intelectual de los indalianos quienes, con Jesús de Perceval y Eugenio d'Ors a la cabeza, sentían una atávica atracción por la población de Mojácar y sus habitantes. Los mojaqueños pintaban indalos con cal en las paredes de sus casas para protegerse contra las tormentas y el mal de ojo. Entonces se le llamaba el "muñequillo mojaquero".

Fue Luis Siret y Cels, eminente arqueólogo belga, quien descubrió la riqueza prehistórica de Almería, particularmente la de la Edad de los Metales. Dijo Siret de Almería que era "un museo a cielo abierto". En efecto, Almería es cuna de dos de las culturas más importantes de la Edad de los Metales en la península: la cultura de Los Millares y la cultura de El Argar.

Es en la Edad del Cobre o Calcolítico, (3000-2150 a. C.), cuando surge la primera ciudad de la que tenemos noticia: el poblado de Los Millares, situado estratégicamente en un espolón de roca entre el río Andarax y la rambla de Huéchar, al sur de la provincia. Se trata de un poblado de más de mil habitantes, protegido por tres líneas de murallas y torreones, y cuya economía se basaba en la metalurgia del cobre y en la agricultura, ganadería y caza a mediana escala. Además construyen grandes necrópolis y exportan sus modelos metalúrgicos y alfareros a gran parte de la península.

Más adelante, en la Edad del Bronce, (1700-1400 a. C.), nace una cultura igualmente influyente, la de El Argar. Allí desarrollan un modelo alfarero característico, el vaso campaniforme, cuyo uso se extenderá por todo el levante español. Sus necrópolis evolucionan con respecto a la cultura de Los Millares y diversifican la producción agrícola y ganadera.
Antigüedad: fenicios, cartagineses, romanos. Periodo visigodo.

Las culturas de la Edad de los Metales mantuvieron contacto con civilizaciones de todo el Mediterráneo, prueba de ello son las colonias que pueblos como los fenicios fundaron años más tarde, en el siglo VIII a. C. Abdera (Adra) y Baria (Villaricos) fueron las más importantes, centros eminentemente comerciales y pesqueros que mantenían a su vez contactos con navegantes griegos. El control fenicio se convirtió en cartaginés cuando la civilización púnica se extendió por el SE peninsular, control que se extinguiría el año 209 a. C. con la II Guerra Púnica. De la época fenicia y cartaginesa se conservan numerosos restos, en Vera, Los Vélez y Dalías.

Almería cayó en las manos de Roma durante la campaña de Escipión el Africano contra los cartagineses. Los romanos la llamaron Portus Magnus, quedando la ciudad enclavada en la Hispania Ulterior. Plinio el Viejo la menciona en su obra; no en vano se convirtió en uno de los puertos más importantes del S de Hispania. Roma trajo la organización territorial, las vías de comunicación y los impuestos, y explotó sistemáticamente los recursos mineros del territorio, entre ellos el mármol de Macael. Se fortaleció el comercio, especialmente el del garum, sabrosa salsa de pescado y especias muy apreciada en la época y cuya fórmula exacta se desconoce aún hoy. En Adra y Torregarcía y en la capital, en el mismo Parque Nicolás Salmerón, se conservan salinas y factorías de salazón de esta época. Otros restos de gran importancia son el Dionisio de Chirivel, el sarcófago de Berja, el Daymún (templo funerario de época tardorromana) de El Ejido y el puente y restos de vía romana de Bayanna, a las afueras de la capital.

Almería fue ocupada más tarde por vándalos y visigodos. Tras un breve periodo de ocupación bizantina (el SE español fue el único territorio peninsular en su poder durante varios años), Suintila integra definitivamente a Almería en el reino visigodo el año 621 y expulsa a las fuerzas de Bizancio. En esos años, mantuvieron su importancia las antiguas poblaciones de Abdera, Urci y Baria.
Periodo musulmán

Quedan pocos siglos para que Almería alcance su primer cenit histórico, político y socioeconómico. La gran historia de Almería comienza en efecto con la ocupación musulmana, iniciada el año 713 a manos fundamentalmente de poblaciones de origen bereber y yemení, cuya más pronta aportación fue la remodelación sustancial del paisaje y método agrícola.

El periodo musulmán se divide en dos fases, separadas por un breve periodo de ocupación cristiana, el decenio entre 1147 a 1157, en que los ejércitos de Alfonso VII de León ocuparon la ciudad y la provincia. No obstante, aunque breves, estos diez años supusieron una ruptura insalvable en el crecimiento de la Almería musulmana. La primera fase destacable va así pues desde la fundación oficial de la ciudad en 955 hasta 1147, y la segunda desde 1157 a 1489.

Los antecedentes del periodo 955-1147 se encuentran en la fundación a principios del siglo VIII de un asentamiento en lo que entonces eran los aledaños de la desembocadura del río Andarax, que en aquella época tenía su boca a la altura de lo que hoy es La Juaida. Se trataba de Bayyana, la actual Pechina. Su estratégica posición le permitió convertirse en un próspero centro de comercio que dio origen a la que se denominó República Marítima de Pechina. Y no sólo en lo material se enriqueció el bajo Andarax, también en lo espiritual. En efecto, Pechina fue cuna del más importante sufismo ibérico. Aquí emigraron los últimos discípulos del sufí cordobés Ibn Massarra: el almeriense Ibn Al Arif fundó la Escuela de Almería por la que discurrieron Ismail Al Rouayni de Córdoba (cuyo nombre, sorprendentemente, bautizó a la actual pedanía de El Ruini posiblemente porque vivió en ella), Abu Madyan y probablemente el más grande místico sufí de Al-Andalus, el murciano Ibn Arabi. Demasiadas veces pasa desapercibida la importancia del movimiento sufí en Almería, que tanta importancia tuvo no sólo por su profundidad, sino por haber aportado muchas de las claves del misticismo cristiano posterior de, entre otros, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

El origen último de Almería capital está en efecto en Pechina, pues poco después de su fundación se crearía un asentamiento costero y una atalaya, dependientes de aquella, que recibirían el nombre de Al Mariyyat Bayyana.

Se ha escrito mucho sobre el origen del nombre de la ciudad y provincia. El movimiento indaliano, siempre tan idealista, pensaba que Al Mariyyat querría decir en árabe "Espejo del Mar", pero es mucho más probable que el topónimo provenga de la palabra "al miraya", "torre vigía". En efecto, Al Mariyyat funcionó como puerto y defensa de una Bayyana próspera y enriquecida, que se convertiría en uno de los centros comerciales más importantes de Al Andalus como ya dejó reflejado en sus crónicas Al Himyari.

Llegamos así a la fundación oficial de la ciudad en 955, año en que Abderramán III (o Abd-er-Rahman) ordenó iniciar las obras de una fortaleza, la Alcazaba, cuyo objetivo era defender el área de la amenaza que suponía el califato fatimí, oriundo de Túnez. La Alcazaba se convierte así en la fortaleza musulmana más grande de España y de Europa, con 43.000 metros cuadrados que le permitían albergar todo un destacamento militar de 20.000 hombres, los palacios de los sucesivos reyes e incluso lugares de resguardo para la población en caso de ataque. Más adelante será objeto de remodelaciones y ampliaciones por parte de reyes musulmanes y de los Reyes Católicos.

La desintegración del califato de Córdoba en el s. XI da lugar a los reinos de taifas, entre ellos el de Almería, que tendría su primer rey en Jairán (o Hayran), remodelador de la Alcazaba.

Almería ya es mucho más importante que Bayyana y se convierte en una ciudad de nueva planta califal, dotada de una mezquita mayor (la actual iglesia de San Juan, en ella se conservan hoy la qibla y el mihrab originales) y un activo puerto, que con los años sería el más importante puerto comercial de todo Al Andalus. En efecto, este siglo constituye el primer cenit histórico de Almería. Era entonces una ciudad amurallada, con un trazado urbanístico árabe clásico y tres barrios bien diferenciados: el barrio de Al Hawd (o el Aljibe), el de la Musalla y el principal, la Medina (por donde corre hoy la actual calle de la Almedina).

Reinó durante la segunda mitad del siglo Almotacén (o Al Mutasim) (1052-1091), el rey poeta, que enriqueció la corte con literatos y científicos. Se introdujeron avances en los sistemas de regadío; en la ciudad florecían los baños y las mezquitas y efervescía en el puerto el comercio de la seda, el aceite y la uva. Buena prueba de todo ello nos deja la obra de Al Idrisi.

La taifa almeriense terminó con la invasión almorávide, pero la ciudad continuará siendo un auténtico emporio comercial muy codiciado por los cristianos. Es entonces cuando Alfonso VII, el Batallador, decide tomar la ciudad con ayuda de catalanes, francos, pisanos y genoveses (estos dieron su gentilicio a la playa en que desembarcaron, en Cabo de Gata); los ejércitos entraron en la ciudad el 17 de octubre de 1147. Como ya dijimos antes, fue un periodo efímero de ocupación, que sin embargo truncó totalmente el desarrollo de la capital y su territorio.

Almería volverá a ser musulmana con la toma de los almohades, pero jamás recobrará su antiguo esplendor. En el siglo XIII, pasa a formar parte del reino nazarí de Granada, siendo gobernador Abbu-i-Abbas, quien intentó reconstruir la ciudad sin demasiado éxito. Fue en parte responsable de ello una sequía que comenzó el año 1227 y desestabilizó gravemente la agricultura y el comercio de toda la región.

De la época musulmana se conservan innumerables restos. A la Alcazaba y los restos de la mezquita mayor hay que sumar los aljibes de Jairán, que en una época abastecieron a la ciudad, y las murallas construidas por el mismo rey. También se conservan lienzos de la muralla del puerto y restos de la puerta de Pechina, en el subsuelo de la Rambla Obispo Orberá. No sólo ciudades florecieron en la Almería musulmana: se pueden encontrar diseminados por los Filabres, las Alpujarras y el valle del Almanzora numerosos baños, mezquitas y castillos.

En 1489 los Reyes Católicos conquistaron Almería, cuyas poblaciones en la mayoría de los casos capitularon pacíficamente, con la excepción de contadas rebeliones mudéjares.
Conquista cristiana y Edad Moderna

El siglo XVI es el siglo del retroceso y abandono de la ciudad y la provincia. Fueron varios los factores que influyeron en esto; en primer lugar, Almería estaba apartada de cualquier ruta comercial americana, y vio pasar de largo todas las riquezas provenientes de Nuevo Continente y la actividad que trajeron consigo. Por otro lado, se prodigaron en estos cien años tanto los terremotos como los ataques de los piratas berberiscos y turcos como Barbarroja (en el siglo siguiente, les sucederían los de la armada inglesa). Los primeros mermaron la población y los segundos la aterrorizaron y obligaron a desplazarse hacia el interior.

Especialmente funesto fue el seísmo de 1522, que destruyó la ciudad casi completamente y redujo la población a tan solo 700 habitantes que se asentaron en torno a la catedral de nueva construcción.

La Catedral de Almería es un gran ejemplo de edificio defensivo de la época. Fue levantado el primer templo catedralicio en 1496 bajo las órdenes del cardenal arzobispo de Toledo Pedro González de Mendoza sobre la antigua mezquita. El terremoto de 1522 la destruyó completamente y fue entonces cuando Fray Diego Fernández de Villalán, obispo de Almería, mandó construir el actual bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación. Su aspecto exterior le da clara apariencia militar; en efecto, se trata de una de las únicas catedrales-fortaleza de su clase en España: sólidos contrafuertes, torres albarranas, gruesos muros, escasez de vidrieras... Las tres naves son de igual altura, lo que proporciona una amplia azotea que sirvió para la instalación de cañones y la vigilancia militar. Solo la embellecen dos austeras portadas renacentistas de Juan de Orea, y en el muro que da a la calle del Cubo, el Sol de Portocarrero (otro de los símbolos de la ciudad que aunque se cree que hace referencia al obispo Portocarrero, del s. XVII, ya estaba esculpido desde los primeros tiempos de la catedral) No obstante, las bóvedas y la sacristía son espléndidas, góticas las primeras y renacentista la segunda. Contiene el templo obras de Alonso Cano, Murillo y Ribera, y un San Indalecio de Salzillo.

El santoral en Almería es rico en leyendas. El antedicho San Indalecio es el patrón de la ciudad y sus restos vinieron a descansar a Almería después de siglos en la abadía de San Juan de la Peña, en Huesca. San Indalecio fue uno de los Siete Varones Apostólicos, evangelizadores de Andalucía, quienes, según viejas tradiciones recogidas en escritos mozárabes, acompañaron a Santiago el Mayor en la evangelización del sur de España a mediados del s. I d. C. Entre ellos estaban también Tesifón, Torcuato, Segundo, Hesiquio, Cecilio y Eufrasio; todos ellos fueron obispos de poblaciones del S y SE español (entre ellas Berja y Abla) antes de la ocupación musulmana. Pero quizá lo más interesante fueron las afirmaciones que sobre ellos se encontraron inscritas en los famosos plomos del Sacromonte, documentos inscritos en ese metal y descubiertos en la abadía granadina en el s. XVI. En ellos se afirma, en un intento sincrético por parte de pensadores moriscos de unir Islam y cristiandad, que todos ellos eran de origen árabe. Así, Indalecio se habría llamado, antes de su latinización, Ibn Al Mugira. Otro santo presente en Almería es San Valentín, cuyos restos se creen ocultos en algún lugar de la catedral, si bien este honor le es disputado por la iglesia de San Antón, en Madrid y la abadía de Terni, en Italia.

La segunda mitad del siglo XVI estuvo marcada en toda la provincia por el levantamiento y posterior expulsión de la población morisca. Los moriscos, extensa comunidad de religión y cultura musulmanas a la que se había permitido permanecer en la península previa conversión, veía sin embargo sus derechos y su dignidad continuamente negados desde la firma de las Capitulaciones. La población morisca era, a pesar de la incipiente repoblación cristiana, mayoritaria en amplias regiones de la provincia, como las Alpujarras y el alto Almanzora. Fue precisamente en la Alpujarra almeriense donde en 1568 se rebela el laujareño Abén Humeya (nacido Fernando de Válor y convertido al Islam); la insurrección se propaga a toda la provincia y pronto Vera es conquistada y Cuevas de Almanzora atacada. En su retirada, Abén Humeya fundó en Purchena una competición para celebrar el nombramiento de la ciudad como cabeza del valle del Almanzora. Se trataba de unos juegos deportivos y culturales de innegable analogía con el olimpismo, que incluían la lucha, las carreras a pie y a caballo, el tiro y la poesía y que han sido recuperados hoy día, recibiendo el elogio de, entre otros, Juan Antonio Samaranch y el Comité Olímpico Internacional. Vuelve más adelante Abén Humeya a Laujar donde crea una casa real con vocación dinástica (ya había sido Laujar de Andarax asiento real con Boabdil a principios del siglo XVI), pero es asesinado, víctima de sus propios colaboradores en una oscura intriga palaciega. Poco a poco la resistencia morisca se desvanece. Prueba de que había sido enormemente dura es que Felipe II decidiera enviar al mejor y más temido de sus militares, Juan de Austria, quien pronto acaba con el breve reino morisco. Se reemprende así la expulsión de la población musulmana, que culminará con Felipe III.

Uno de los episodios más sangrientos de la represión contra los moriscos tuvo lugar en Níjar, y constituyó lo que se convino en llamar el "negocio de Inox". En las revueltas de la Navidad de 1569, cientos de familias moriscas acudieron a refugiarse al castillo morisco del peñón de Inox, cercano a Níjar. Informados los cristianos, reunieron un improvisado ejército de mercenarios que se adueñó fácilmente de la fortaleza, haciéndose de una vez con más de 3.000 esclavos, mujeres y niños, e incontables botines. A este "negocio" se debe el nombre de la cortijada actual cercana, La Matanza, en cuyos aledaños pueden encontrarse aun semiderruidos entre la maleza los muros de la antigua mezquita de Inox.

La matanza y expulsión de los moriscos fueron un duro golpe que sumió a nuestra provincia en lo que sería la época más oscura de la historia de Almería, el siglo XVII. En efecto, marcharon los que habían enseñado a los cristianos el cultivo del moral, el tejido de la seda, las técnicas de regadío y la carpintería. Quedó la provincia desierta de Níjar a Mojácar y la población de la capital se redujo a 7.000 habitantes. Los intentos de repoblación cristiana fueron inútiles y los terremotos y ataques piratas berberiscos e ingleses mantuvieron a la provincia ensombrecida durante los siguientes 100 años.
Siglos XVII y XVIII

Los siglos XVII y XVIII son quizá los más desconocidos de la historia almeriense.

El siglo XVII se inicia, como dijimos, con una despoblación galopante, a la que hay que sumar terremotos, sequías y una costa bajo constante amenaza pirata. La repoblación cristiana, proveniente sobre todo de Levante (60%: un 50% de murcianos y un 10% de alicantinos y valencianos), Jaén (20%), Castilla-La Mancha y Aragón (el restante porcentaje) es insuficiente y no logra repuntar la demografía de la ciudad ni la provincia. Las malas comunicaciones y el aislamiento siguen siendo los mismos de siglos.

A pesar de todo ello, La actividad minera es impulsada con las explotaciones de hierro en los Filabres, plomo en Gádor y mármol en Macael. La contrapartida son las consiguientes talas masivas en las sierras de Gádor y Almagrera, que iría agravándose durante los siglos siguientes y contribuiría de manera importante a deforestación que sufre hoy todo nuestro territorio (a esto se deben las talas y la sequedad atávica de la provincia, y no a la necesidad de madera para construir la Armada Invencible, como se suele contar en Almería).

Este aislamiento y las penosas condiciones contrastan no obstante con una actividad cultural y etnológica que nace para ir desarrollándose poco a poco durante este siglo y el siguiente, el XVIII. En 1640 se edita el primer libro en Almería, a instancias del obispo José de la Cerda, lo que lentamente va abriendo el camino a nuevas iniciativas que vendrán con los ecos de la Ilustración. En el siglo XVIII, los gobernantes de la ciudad comienzan a preocuparse de recabar información veraz sobre demografía, trabajo y emigración y se crean agrupaciones culturales y sociales como la Sociedad Económica de Amigos del País de Vera, una de las más sobresalientes de Andalucía en la época.

En lo artístico cabe destacar la construcción en este siglo de dos templos de gran importancia en la provincia, la iglesia de la Encarnación en Vélez-Rubio y el Santuario del Saliente en Albox, a lo que se deberá sumar las numerosas imágenes religiosas del murciano Francisco Salzillo que hoy día se veneran en Semana Santa. En efecto, el norte de la provincia goza quizá de mejor condición que el resto, debido a la exitosa repoblación y urbanización llevada a cabo por el marqués de Los Vélez.
El siglo XIX

El siglo XIX rubricó la lenta recuperación iniciada los dos siglos anteriores. Almería fue testigo de una segunda edad de plata, sobre todo a finales de la centuria, que tuvo su origen en la apertura comercial y la consolidación de la minería y la agricultura desde las primeras décadas de siglo.

La Guerra de la Independencia Española no pasó de largo por Almería. Aunque su amenaza se veía lejana desde nuestra provincia, los franceses llegaron a ocuparla comandados por Goudinot, quien entró en la ciudad el 15 de marzo de 1810. Le ofrecieron resistencia los famosos guerrilleros Mena, Villalobos y Arostegui. En 1812, los franceses se retiran de Almería tras ser vencidos en Arapiles.

En 1814 vuelve Fernando VII de España al poder y con él el absolutismo y la derogación de las Cortes de Cádiz de 1812. En este contexto se dio otro de los más conocidos episodios históricos de la capital, la matanza de los "coloraos". Tuvo lugar en 1824, cuando un grupo de soldados provenientes de Gibraltar, a los que se les apodó los "coloraos" por el tono de sus casacas, desembarcó en Almería con ánimo de proclamar la Libertad y restituir la Constitución de 1812. Como anécdota, decir que estaban éstos relacionados con una sociedad secreta, la Santa Hermandad, de inspiración comunera. Al fracasar en su intento, 22 de ellos fueron fusilados por los absolutistas en la Rambla de Belén a la altura de la calle Granada. Años más tarde, se levantó en su honor un monumento en la Plaza Vieja al que se le llamaba cariñosamente -y se le llama- el "pingurucho" y que fue también objeto de controversia: destruido en 1943 con motivo de la primera visita de Franco a Almería, no se restituyó hasta 1987 a instancias de los grupos más progresistas de la ciudad, quienes también resucitaron el homenaje anual a los "coloraos" celebrado cada 24 de agosto.

Es también el siglo XIX el siglo de los avances geopolíticos, urbanísticos y de infraestructuras. Los liberales, una vez se hicieron con el gobierno de Madrid, promovieron una reestructuración administrativa del país de la que nacieron las actuales provincias. Fue gracias a las gestiones del Conde de Ofalia, desterrado a Almería, que nació de facto nuestra provincia y adquirió por decreto de 1834 personalidad administrativa propia, quedando desvinculada del viejo Reino de Granada.

Desde el punto de vista económico, es el siglo de plata de la minería en la provincia. Los yacimientos de plomo, plata y oro, en Sierra de los Filabres, Sierra Almagrera y Rodalquilar, entre otros lugares. Minería enormemente productiva en otro tiempo, que ha dejado insólitos parajes como las instalaciones turísticas y poblados mineros de Las Menas y Rodalquilar, en permanente rehabilitación como servicios turísticos y culturales. O casas palaciegas como el Palacio de Almanzora. Testigo mudo de esta época pasada es la máquina de vapor encontrada en 2002 en el barranco del Chaparral, en Los Lobos (Sierra Almagrera), que data de 1873 y es considerada BIC y la más antigua máquina de vapor dedicada a la minería de España.

La fisonomía de la ciudad sufrirá un cambio drástico en lo que se ha venido a llamar la evolución de ciudad conventual a ciudad burguesa. En efecto, Almería se derrama fuera de sus murallas, que terminan siendo derruidas casi completamente en 1855. Se urbanizan los amplios perímetros monásticos (huertas, campos), recién desamortizados, dando lugar a plazas como la de San Francisco (actual de San Pedro). Se dota a la ciudad de un sistema de alcantarillado y agua potable. Se trazan nuevas calles, se abre la nueva Puerta de Purchena, es encauzada la Rambla de Belén y el eje de la ciudad se desplaza de la c/ Real al novísimo Boulevard, de clara inspiración francesa, que tantos otros nombres recibiría antes de convertirse en el actual Paseo de Almería.

La provincia de Almería (ubicada entre las latitudes 37º52' y 36º40', y las longitudes 1º37' y 3º07') está situada en el sureste de la Península Ibérica. Tiene una superficie de 8.774 km2 y un perímetro de 532 km, de los cuales 219 son de costa mediterránea -al sur y levante-. Limita al norte con la provincia de Murcia y al oeste con la de Granada.

Su situación geográfica y la disposición de Sierra Nevada y las Alpujarras como barreras ante los vientos húmedos del atlántico condicionan fuertemente su climatología, si bien, su posición estratégica en el Mediterráneo y su riqueza minera, ligada a procesos geológicos como el vulcanismo, han hecho que sea una región poblada desde muy antaño y cuna de civilizaciones como la Cultura de Almería o la de El Algar.

Sólo falta, como se puede comprobar, el crioromediterráneo de las nieves perpetuas que no se da en la región de Almería. Su característica más destacable es su cielo despejado y luminoso. En la costa sur, es característico el fuerte viento de poniente. Por su parte, el levante es famoso en la capital ya que suele hacer subir la temperatura varios grados.

También la pluviometría es escasa, siendo el Cabo de Gata el lugar donde menos llueve de la península ibérica. Asimismo, el Desierto de Tabernas es, técnicamente, el único desierto árido del continente europeo, lo que le confiere características naturales únicas que le valieron convertirse en escenario del rodaje de multitud de películas, especialmente Westerns durante los años 60 y 70. En la actualidad se siguen rodando algunas películas, así como spots televisivos y vídeos musicales.

Almería es una de las provincias más montañosas de España. No en vano, el 46 % de las poblaciones están ubicadas en montañas, el 34 % en colinas y el 19 % en llanuras. Está atravesada de oeste a este por diversos macizos montañosos de origen alpino, integrados en la Cordillera Penibética. Esta singular disposición orográfica es en gran parte responsable del histórico aislamiento tanto de la provincia en relación con el resto de España como de las distintas comarcas almerienses entre sí.

La provincia alcanza su máxima altura en el Chullo, de 2.609 m, que se enclava en la Sierra Nevada almeriense y vigila el Puerto de la Ragua, límite con la provincia de Granada. Otros picos de importancia son el Almirez (2.518 m), el Morrón de la Launilla (2.249 m), en la Sierra de Gádor, el Calar Alto (2.168 m), en la Sierra de los Filabres, la Tetica de Bacares (2.080 m), en esta misma sierra y el Pico de María (2.045 m), en la sierra homónima, por lo tanto, Almería consta de cuatro sierras que superan los dos mil metros de cumbre.
Costas [editar]

Sus 219 kilómetros de costa incluyen diversos accidentes geográficos, siendo los más prominentes el Golfo de Almería, el cabo de Gata, Punta Entinas y Punta Sabinar.

No se deben olvidar los islotes de Terreros y San Andrés y la isla de Alborán, importante enclave natural, pesquero y estratégico cuyo nombre se debe al pirata berberisco Al Borán, quien la utilizaba como base, y está incluida en el término municipal de Almería.
El clima subdesértico de la provincia (ver apartado siguiente) reduce los accidentes hidrográficos a las características ramblas, que surcan la provincia por doquier, especialmente en las zonas cercanas al mar.

Los riachuelos suelen perder su caudal bajo tierra antes de llegar a su desembocadura, pero llevan agua en buena parte de su curso.

Son los ríos más importantes el Almanzora, el Andarax, el Grande de Adra, el Alías y el de Aguas. Éste último es el responsable del sistema cárstico de Sorbas.

Existen asimismo tres pantanos, el del Almanzora (sede de deportes acuáticos de los XV Juegos Mediterráneos), el de Benínar, en cuyo lecho descansa el pueblo del mismo nombre, y el de Isabel II, que es uno de los más antiguos de España: se inauguró cerca de Níjar en 1850 y actualmente se encuentra colmatado y en desuso.
Las Fuentes del Guadalquivir

Siempre se ha considerado que el Guadiana Menor es el río que vierte sus aguas al Guadalquivir, pero algunos estudios recientes señalan que el Guadiana Menor mantiene realmente su cauce y que el río que nace en la Sierra de Cazorla es un afluente suyo.

Según el estudioso de la geografía andaluza Jesús Tejero, el Guadiana Menor debería ser el auténtico río Guadalquivir. En la confluencia Guadiana Menor-Guadalquivir, el primero tiene más longitud y por tanto más jerarquía que el segundo por lo que debería haber conservado su nombre.
El río que desemboca en Sanlúcar sigue naciendo en la comunidad autónoma andaluza, pero varios centenares de kilómetros más al Este: en ese lugar remoto de la geografía almeriense donde se acercan hasta tocarse los límites de Almería, Granada y Murcia estarían las fuentes del wadi al-Kabir de los árabes.

Las otras fuentes del Guadalquivir, las más alejadas de su desembocadura, se encuentran en el municipio de Vélez-Blanco. Desde la pedanía de Topares parte un camino sin asfaltar hacia el caserío de Santonge: paraje protegido que alberga notables pinturas rupestres. A unos tres kilómetros de Topares y a unos cien metros del camino se encuentra el brocal de un pozo. Las aguas que en época de lluvia brotan a pocos pasos del pozo ya pertenecen a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Este lugar, frecuentemente seco en la superficie, oculta una corriente subterránea que aflora con un modesto caudal cerca de la cañada de Cañepla, donde recibe el nombre de arroyo de la Cañada del Salar. La vegetación que crece junto al pozo, especialmente juncáceas, prueba que hay un caudal subterráneo de agua.
Por supuesto, la parte de la Provincia perteneciente a la cuenca del Guadalquivir es insignificante, estando la parte norte incluida en la cuenca del Segura y los 2/3 restantes pertenecen a cuencas propias.
Flora y fauna

La característica más acusada del paisaje natural almeriense, es la de su aridez características de los espacios mediterráneos aumentada en Almería por su posicionamiento geográfico en el levante y por la disposición del relieve que impide que penetren las masas de aire húmedas del Atlántico.
La vegetación depende de muchos factores, entre los que destacan la publiosidad -fuertemente correlacionada con la altitud- y el tipo de suelo. De esta forma, en las cumbres de Sierra Nevada y los Filabres -por encima de los 1.800 msnm- la vegetación predominante es el piornal y enebral, adaptados a las condiciones físicas de la alta montaña. Mientras, en las zonas de media montaña predomina el encinar, si bien, bastante degradado en el caso de los Filabres. El encinar también es la vegetación dominante en las zonas secas con suelos básicos, con una mayor extensión en la Sierra de Gádor, en Sierra Alhamilla se encuentra uno de los encinares más extensos y mejores conservados de la provincia. Las zonas semiáridas del interior son pobladas principalmente por lentiscos que rodean en forma de orla las principales zonas montañosas. Esta vegetación está muy degradada y con mucha frecuenta deriva a espartales. Al acercarnos a la costa y bajar la altitud, aumente el carácter árido de la vegetación. En las depresiones del Campo de Níjar, y en el valle del Almanzora predominan los espinares -de azufaifos en su mayoría-, que dan al paisaje un claro carácter desértico acrecentado por la fuerte acción antrópica. En esta zona es muy reseñable la gran riqueza florística en muchos casos de carácter endémico. En el Campo de Dalías y el Andarax, con suelos similares pero no tan áridos, en los espinares predomina el arto, si bien la acción antrópica -cultivos en invernaderos- apenas dejan ver restos de vegetación natural. En las Sierras de Cabo de Gata y Cabrera, la altitud hace que se intensifique la acción marina y se desarrolle una vegetación menos rala que en los espacios limítrofes. Por último también son destacables las formaciones edafoxerófilas -Campo de Tabernas, donde destacan las formaciones adaptadas a los yesos- o edafohigrófilas en las zonas de las desembocaduras de los ríos.
Al igual que ocurre con la vegetación, la fauna de la provincia de Almería presenta una gran bidiversidad y riqueza. En el Cabo de Gata y Níjar destacan el zorro, el erizo moruno, el lagarto ocelado y la víbora hocicuda.[3] En la Sierra de los Vélez son característicoas las aves rapaces, la cogujada, la calandria la bisbita común, también abundan las culebras y las mariposas -destaca la Parnassius por su condición de endémica-.[4] En Sierra Nevada y la Sierra de Baza son también abundantes las aves rapaces y diversos mamíferos protegidos como la cabra montés, el gato montés o el jabalí, entre otras.

La riqueza natural del territorio queda reflejada en varios espacios naturales protegidos.

* Un Parque Nacional, el de Sierra Nevada, compartido con la provincia de Granada, en el que se pueden encontrar cabras monteses y jabalíes.
* Tres Parques Naturales: el de Cabo de Gata-Níjar, declarado en 1987 y primero Marítimo-terrestre del país, es probablemente uno de los últimos reductos de costa virgen del Mediterráneo. Cuenta con multitud de especies vegetales xerófitas endémicas y hasta hace pocos años fue santuario de las últimas focas monje de Europa. Otro es el de la Sierra de María-Los Vélez ostenta grandes extensiones de pinares carrascales y poblaciones de la escasa tortuga mora, y, por último, de nuevo Sierra Nevada, zonas inferiores a los dos mil metros de altitud.

“FORO GUADALQUIVIR ALMERIENSE” REIVINDICA EL NACIMIENTO DEL RÍO GUADALQUIVIR, ATENDIENDO A LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS.
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Guadalquivir nace en Almeria.
Almeria madre del padre BETIS.

"UNASE AL FORO"

Desde el Paleolítico y Neolítico, pasando por los distintos períodos y culturas, encontramos de todos ellos vestigios de su presencia en María.

María es un municipio de la provincia de Almería que pertenece a la Comunidad Autónoma de Andalucía, se encuentra ubicado al noreste de la capital de la provincia en la comarca de Vélez-Rubio, en las faldas de la Sierra María, a una altitud de 1 198 m.s.n.m., dista 176 km. de Almería, cuenta con una población de 1 504 habitantes (INE 2007) y tiene una superficie de 225.74 km² de territorio.

Las 5 localidades con las que cuenta María (Alfahuara, Cañadas de Cañepla, Cañada Grande, Graj y Casablanca.) tienen un clima que en verano es templado, mientras que en invierno, el clima es frío y seco. Las principales fuentes de ingresos económicos son las agricultura y ganadería; los pobladores cultivan cereales, almendros y olivos en sus tierras; además se dedican al ganado lanar y porcino. Pero, gracias al Parque Natural María-Los Vélez, el turismo está surgiendo en el municipio de María.



La Cañada de Cañepla
De Wikipedia, la enciclopedia libre
La Cañada de Cañepla es una pedanía perteneciente al término municipal de María (Almería), España.
Por la Cañada de Cañepla pasaban los ganados de reses bravas que se dirigían hacia los pastos de invierno. Es una zona en declive, con su población diezmada por la emigración a las ciudades.
Hidrografía [editar]
Véase también: Fuentes del Guadalquivir
Cañada del Salar, perteneciente a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. De acuerdo con estudios recientes, este arroyo puede ser considerado como el nacimiento del río Guadalquivir.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/La_Ca%C3%B1ada_de_Ca%C3%B1epla"



Está situado a 1.198 m. de altitud, en la comarca de los Vélez, en pleno Parque Natural Sierra María-Los Vélez. Es la población más septentrional de Almería, colindando con la provincia de Granada. Se encuentra junto a la A-317 entre Vélez Blanco y Puebla de Don Fabrique, a 185 Km. de Almería. A sus habitantes se les denominan Marienses.

Desde el Paleolítico y Neolítico, pasando por los distintos períodos y culturas, encontramos de todos ellos vestigios de su presencia en María. Hasta comienzos del s. XVII no se constituye como Municipio independiente. La cabecera del Río Caramel-Alcaide fue el lugar de los primeros asentamientos, dentro del casco urbano, el barrio musulmán se centraba en torno al cerro de Santa Quiteria; posteriormente el casco fue ampliándose en torno a dos núcleos: el concejo y el templo parroquial, posteriormente se unirían con el Barrio de los Hornos de vidrio.

Situada en la falda de la Sierra María (2.045 m), en su cara Norte. La Villa está situada a unos 1.200 m. altitud. Con unos 1.500 habitantes aprox. de hecho(representa el 14,4% de los habitantes de la Comarca) . La superficie de su término Municipal es de aprox. 221,4 Km. cuadrados ( representa el 19,3% de la superficie de la Comarca).
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En principio, de los dos ríos que se unen es considerado como afluente el de menor importancia

Afluente
Alemania. Confluencia del río Werra con el río Fulda: ambos forman el río Weser a partir de dicha confluencia.

En hidrología, un afluente corresponde a un curso de agua, también llamado tributario, que no desemboca en el mar sino en otro río más importante con el cual se une en un lugar llamado confluencia.

En principio, de los dos ríos que se unen es considerado como afluente el de menor importancia (por su caudal, su longitud, o la superficie de su cuenca). Existen, sin embargo, muchas excepciones: el río Misisipi, cuyo afluente (el río Misuri) es, aguas arriba de la confluencia, 600 km más largo y tiene una cuenca tres veces más extensa, por ejemplo.

Asimismo, los casos del Miño y Narcea, más cortos y menos caudalosos que el Sil y Nalón respectivamente. Y en la confluencia del Orinoco con el Guaviare, este último es más largo (casi 1600 km) que el propio Orinoco (940 km hasta dicha confluencia), aunque no es más caudaloso.

Un afluente también se puesde definir como los distintos rios mas pequeños que se pueden formar a partir de un rio mas grande.

Uno de los mayores expertos a nivel internacional y especialmente en el ámbito geográfico de Andalucía es Rubén Holgado ( Hermano de Julio Holgado Astrónomo ( Portugues de nacimiento y nacionalizado Español)de gran prestigio experto en el Astro Rey ( el Sol), creador de la revolucionaria teoría: el sol y las playas). Autor de numerosos tratados y publicaciones,destacando su obra cumbre: Chiclana y los afluentes del Guad

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Indalo esta en la Cueva de los Letreros, en Velez Blanco (Almería).



El nombre de Indalo hace referencia a la pintura ruprestre de un hombre tensando un arco que esta en la Cueva de los Letreros, en Velez Blanco (Almería).
Antiguamente se solía pintar este símbolo en la puerta de las casas para evitar "el mal de ojo", para que no entrase en la vivienda.
Hoy en día es el símbolo de Almería (España), mi tierra.
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Vélez Blanco








El territorio que constituye el actual municipio de Vélez Blanco presenta un hábitat continuado desde la prehistoria hasta nuestros días, sucediéndose en él las diversas culturas que, desde el Paleolítico, han caracterizado la evolución histórica del Sudeste peninsular. Tres factores básicos han influido en el desarrollo de este importante y continuado poblamiento: el ser zona de comunicación entre el Sur y el Levante peninsular; la abundancia y bondad de sus aguas, y los recursos forestales, de caza y agropecuarios que siempre ha poseído. Los valles de los ríos y barrancos que configuran una de las cabeceras del río Segura hacia el Este, y del Guadalquivir hacia el Oeste han favorecido desde los tiempos prehistóricos, la penetración de gentes y de culturas, y la comunicación entre las zonas murcianas y levantinas y las andaluzas.
Las aguas han sido, sin lugar a duda, otro de los factores impulsores de este importante poblamiento, pues permitieron desde los primeros momentos una agricultura de regadío en las inmediaciones de las fuentes y arroyos, y alcanzó un auge peculiar durante el período árabe, con el trazado de la red de acequias que regaba la fértil vega de Vélez Blanco y que, por suerte, se mantiene aún en la actualidad.
Los recursos naturales disponibles han sido, por último, el otro factor importante en el desarrollo de su historia. La riqueza forestal de monte alto con pinares y encinares y de monte bajo con sus plantas aromáticas, esparto, etc., es reconocida en casi todos los períodos históricos. De los bosques se ha utilizado la leña para la construcción y el fuego, la caza, la bellota para la alimentación, el esparto para instrumentos de trabajo (sogas, serones, aguaderas, capazos, cestas, etc.), para el calzado (esparteñas), o como parte del mobiliario (esteras, maurales, asientos, etc.), además de las esencias extraídas de las hierbas aromáticas, o la riquísima miel mencionada en tantos textos desde la época árabe.
También hay que señalar la importancia de la agricultura de secano, que constituye la mayor parte del territorio en explotación. Los altiplanos de Topares, la Hoya del Marqués y la zona de Las Juntas o el Alcaide, entre otras, han sido explotadas desde el mundo antiguo hasta hoy. Por último la ganadería ha sido otra pieza clave en el desarrollo histórico, desde la abundancia de fauna que pastaba en las inmediaciones de los ríos y arroyos, puesta de relieve en las pinturas rupestres, hasta la constitución de grandes rebaños en el mundo medieval y moderno y en la actualidad.

Las piezas de piedra tallada propias del Musteriense allí localizadas señalan la presencia de estos primeros pobladores que subsistirían gracias a la recolección de recursos naturales propios de la zona, la caza y la pesca.
Dentro del Paleolítico, la etapa mejor conocida es la del Paleolítico superior, a partir, sobre todo, del yacimiento de Cueva de Ambrosio. El momento estudiado de forma más detallada corresponde al Solutrense, hace más de 16.000 años.
La industria lítica localizada, como puntas de muesca, puntas de aleta, de pedúnculo, de laurel, buriles y raederas constituyen algunos de los primeros instrumentos de trabajo que se fabricaron y repararon en ese abrigo.
El Neolítico vuelve a estar representado en Cueva de Ambrosio aportando las primeras cerámicas que se elaboraron en esta tierra, teniendo en cuenta que ya se ha iniciado la agricultura, y con ella el cultivo de los cereales y el control de los rebaños.
Las últimas fases de la prehistoria, conocidas como de los metales, esdecir, las que corresponden al cobre y el bronce, están marcadas por una considerable ampliación del territorio ocupado, al menos el conocido por nosotros, y con una mayor utilización de los recursos ganaderos, agrícolas y mineros.
En esta fase comienzan a detectarse los poblados, que ocupan las cimas de cerros de mediana altura, bien comunicados, con buena visibilidad, a veces fortificados y próximos a los ríos donde podían desarrollar su actividad pastoril y agrícola, y en algún caso metalúrgica.
Las pinturas rupestres constituyen uno de los aspectos más conocidos y significativos de los pobladores prehistóricos de Vélez Blanco. Estudiadas desde principios de siglo por Motos y Breuil, no han dejado de ser objeto de estudio (Julián Martínez) y de nuevos descubrimientos hasta la actualidad. Las pinturas rupestres de Vélez Blanco se extienden por buena parte de los abrigos de todo el municipio, si bien los dos núcleos fundamentales lo constituyen el área en torno a los arroyos del río Caramel-Alcaide y la de los Maimones, junto al núcleo de Vélez Blanco.


Entre el primer grupo destacan los abrigos del estrecho de Santonge, con representaciones de ciervos, líneas onduladas que simbolizan el agua, rayitas verticales que podrían simbolizar la lluvia, y las de los Calares de Leria, con representaciones de animales y figuras humanas, o la Cueva del Gabar. En el segundo grupo destaca la singular Cueva de Los Letreros, declarada monumento nacional. Este abrigo se encuentra en las faldas del Maimón, próximo al manantial de la Fuente de los Molinos, donde se han localizado restos de materiales de diversas épocas prehistóricas. En sus paredes reúne un grupo considerable de representaciones seminaturalistas y esquemáticas, con una gran variedad y riqueza de tipos.
El poblamiento ibero-romano
Las primeras manifestaciones del mundo ibérico en este municipio corresponden, precisamente, a la etapa de formación del mismo entre los siglos VI yVII cuando se perciben las influencias coloniales fenicias a través del Sudeste o del foco tartésico del Sur peninsular. Los poblados ibéricos de Vélez Blanco son de mediano o pequeño tamaño y se localizan en cerros de mediana altura, con cierta capacidad defensiva, buena visibilidad, bien comunicados, junto a ríos o abundantes manantiales de agua, y con buenas tierras para el cultivo en sus inmediaciones. Su ubicación geográfica tiene un valor estratégico para el control del territorio.

De nuevo son las tierras próximas al río Caramel-Alcaide, tributario del Guadalentín, las que reciben dichas influencias y donde se configurará uno de los poblados que une la tradición de los últimos momentos del Bronce final con los primeros momentos del iberismo.
De la etapa ibérica, aunque más tardía, son también los primeros restos materiales de lo que más tarde será el pueblo de Vélez Blanco.
Su magnífica posición estratégica y sus condiciones naturales (agua, tierras de cultivo, montes, etc.) favorecieron la creación de este núcleo en el Cerro del Castillo. Se trata de un cerro terminado en cresta, con una altura de 1.100 m. sobre el nivel del mar, que domina un campo de visibilidad de varios kilómetros hacia el Levante y el Sur. Controla de igual forma la zona de paso que se abre hacia el Norte, en dirección hacia las tierras de Topares y de Murcia.
La conquista de estas tierras por Roma, en torno al siglo II antes de nuestra era, provocó un cambio significativo en el modelo económico y en el carácter del poblamiento. La proliferación de villas por todo el ámbito confirman la implantación de este nuevo sistema de explotación y de una nueva dinámica económica y social.
La posición fronteriza y de vigilancia de la zona se completaba con torres vigía como las del Pozo Belmonte, Taibena o Alancín. Pero si la historia del período árabe destaca por estos elementos, cabe también señalar la excelente explotación de los recursos naturales del entorno de Vélez Blanco.
El primoroso trazado de pequeños bancales desdela cumbre hasta el llano, el sistema de acequias y de reparto de agua, que permitían el regadío de toda la vega, los frutales, el cultivo de la morera y el trabajo de la seda, la explotación de la miel, los molinos o los batanes, hicieron de Vélez Blanco una villa próspera, dentro de la dinámica económica propia del reino de Granada. El siglo XVI comenzó para los vecinos de Vélez Blanco con una nueva religión y un nuevo derecho: el 12 de septiembre de 1503 la Reina Católica firmaba la carta que establecía la cesión de la villa a don Pedro Fajardo, que la convirtió en cabeza de su señorío, que incluía Vélez Blanco, Vélez Rubio, Las Cuevas y Portilla, es decir, el Norte y buena parte del centro de la provincia de Almería.

Los siglos XVII, XVIII y parte del XIX transcurren en la dinámica creada a finales del siglo XVI, con una ampliación progresiva del casco urbano, la extensión del cultivo de secano, sobre todo en la zona norte, y el mantenimiento de un cultivo de huerta que perdió parte de su atractivo económico con la caída del trabajo y comercio de la seda.
Los cambios producidos en el modelo político y social en la España del siglo XIX tuvieron una importante repercusión en nuestro pueblo. La pérdida de importancia y la desaparición del antiguo señorío, los nuevos trazados de caminos y la reestructuración administrativa de España influyen en la posición administrativa de Vélez Blanco.
Tras la fuerte emigración de muchos cientos de velezanos a Barcelona en los años sesenta, nuestro pueblo ha empezado a recuperarse de aquella sangría demográfica y hoy asistimos a la vuelta de muchos de ellos y sobre todo se observa un cierto crecimiento de la población en el último Padrón, que nos acerca a los 2.320 habitantes.

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Guadalquivir nace en Almeria.
Almeria madre del padre BETIS.

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Río Castril




Río Castril
Desembocadura Río Guardal (curso alto del río Guadiana Menor)
Localización aproximada de la boca del Castril en el Guardal (el Guardal está representado, pero aparece como Guadiana Menor) (mapa de ríos de Andalucia).
Localización aproximada de la boca del Castril en el Guardal (el Guardal está representado, pero aparece como Guadiana Menor) (mapa de ríos de Andalucia).
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Localización del río Castril (provincia de Granada)
Localización del río Castril (provincia de Granada)

El río Castril es un corto río del sur de España, un afluente del río Guardal (curso alto del río Guadiana Menor) perteneciente a la cuenca hidrográfica del Guadalquivir. Nace en la homónima sierra de Castril, en la provincia de Granada.

Su nacimiento tiene lugar en un manantial kárstico debido a la estructura del suelo de esta sierra: rocas calizas y sedimentarias.

Cuando el agua se va acumulando en el subsuelo y llega al nivel de las fisuras de las rocas, sale por dichos orificios. El agua, al acumularse en cuevas y acuíferos a gran profundidad, tiene la misma temperatura en verano y en invierno.

Desemboca en el río Guadiana Menor, entre los términos municipales de Benamaurel y Baza, al pie del cerro Jabalcón, en un tramo cuyo cauce ocupa el Embalse del Negratín
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Guadiana Menor




Fuentes del Guadalquivir
De Wikipedia, la enciclopedia libre

Como en muchos otros ríos, en todo el mundo, el origen del Guadalquivir, es decir, sus fuentes, ha sido localizado, a lo largo de la historia, en diversos lugares, quedando finalmente como oficial la ubicación de la Cañada de las Fuentes, en Quesada (Sierra de Cazorla, Jaén), aunque se haya acordado por los especialistas que esto se trata de un convencionalismo y que sus verdaderas fuentes están en la Fuente de los Agujeros, en La Sagra (Huéscar, Granada).

En un libro publicado en 1977 por la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y llamado Guadalquivires, se acepta la tesis del Guadiana Menor como verdadero cauce alto del Guadalquivir. Esta tesis, ha sido mantenida igualmente por muchos otros geógrafos e ingenieros contemporáneos, desde el primer tercio del siglo XX, como Jesús Tejero, Revenga Carbonell, Mariano Palancar, etc. hasta el punto de que puede considerarse como científicamente aceptada, aunque oficialmente no suponga ningún cambio del status actual del Alto Guadalquivir.[2]
Las fuentes del Guadalquivir en la Historia [editar]

Los historiadores han tomado partido, a lo largo de los siglos, por una u otra opción de cabecera del río Betis o Rio Grande, proponiendo diversas fuentes, aunque hasta el año 1243 todos ellos coincidían en algo: Ninguno postulaba al Alto Guadalquivir, el actual Guadalquivir oficial, como fuente del Gran Río.
La situación en el mundo antiguo

Los griegos fueron los primeros en interesarse por el Gran Rio del sur de Hispania, al que llamaron Río de Tartessos,[3] aunque no entraron en el análisis de sus fuentes, puesto que su información venía, principalmente, de las colonias fenicias de la costa.

Los historiadores y geógrafos del imperio romano, propusieron dos cabeceras diferentes, aunque un gran número de ellos (Estrabón, Posidonio, etc.) se limitaron a situar el origen del río en la Orospeda, es decir, en el gran macizo de montañas que forman las actuales sierras de Alcaraz, Cazorla, Segura, Castril y La Sagra:

a) Guadalimar- Guadalmena. El Guadalimar es el afluente más caudaloso del Guadalquivir por su margen derecha, y el Guadalmena un afluente de éste, que nace en la provincia de Ciudad Real. Tanto Polibio, como Escimno (200-120 a. C.), señalaban que el Baetis nacía en la meseta.[4]

b) Guadiana Menor. El Guadiana Menor es el primer gran afluente del actual Guadalquivir, por su margen izquierda, y se forma por la unión de los ríos Fardes y Barbata (o Guardal). El nombre tiene un origen independiente del río Guadiana, pues proviene de su nombre original hispano (Anas) con el prefijo Wadi. El cauce del Barbata y su afluente el río de Orce, se encontraban en la ruta, entonces muy frecuentada, que iba de Cástulo a Ilucro (la actual Lorca), y responde plenamente a la descripción que hace Plinio del Gran Río:

El Betis que surge (...) del monte boscoso de Tugia, junto al cual nace el Segura, que riega el campo de Cartagena, teme llegar a Lorca. hoguera de Escipión y, dirigiéndose hacia poniente, busca el Oceano Atlántico.[5]

En algunos casos, se opta por la solución de las dos fuentes, considerando al río Betis como la unión de Guadalimar y Guadiana Menor. Nunca, sin embargo, una fuente romana sitúa el nacimiento del rio Betis en el actual Alto Guadalquivir
La situación en la Edad Media [editar]
Al-Ándalus [editar]

La llegada de los árabes y sus seis siglos de presencia en la península, no dieron una sola información favorable a considerar al Alto Guadalquivir como fuente del Gran Río. Se mantuvieron las dos opciones romanas, y se añadió una tercera, tardía y poco convincente, claramente dictada por los intereses geo-políticos: El río Genil. Las opciones musulmanas, por tanto, eran:

a) Guadalimar - Guadalmena. Autores como Xams al-Din o Abu-l-Fida, mantuvieron ésta tesis, paulatinamente en desuso.

b) Guadiana Menor - Río de Orce. Fue la opción mayoritaria de los geógrafos e historiadores musulmanes: Al-Razi, Yagut al-Hamawi, Al-Idrisi (en el año 1154) y, de forma especialmente nítida, el libro anónimo, de varios autores no identificados, conocido como Gayangos, Libro de los geógrafos (año 532 de la Hégira). Algunos autores, entre ellos Al-Zuhri, llegaron a citar, como principal afluente del Gran Rio, por su margen derecha, al Río del Castillo de Hornos, que los geógrafos identifican con el actual Alto Guadalquivir.[6]

c) El Genil. Esta opción surgió tardíamente, cuando el Reino de Granada se encontraba en su apogeo, y la defendieron autores como Ibn Abd al-Rabbihi e Ibn al-Jatib, aunque no tuvo continuidad temporal.
Los cristianos [editar]

A partir de 1243, cuando el rey Fernando III y sus continuadores han conquistado ya, prácticamente todo el valle del Guadalquivir y Cazorla, comienza a hablarse del Alto Guadalquivir como fuente del rio. Se trata de otra opción geo-política, puesto que el Guadiana Menor seguía en manos musulmanas.

Así, el candidato menos considerado por los antiguos como fuente del Betis -sólo en no considerarlo coinciden todos los autores- vino a ser esa piedra desechada por los arquitectos que quedó convertida en clave del arco, siguiendo la frase evangélica. No podía ser menos, dado el carácter eclesiástico y arzobispal que tuvo la conquista del Adelantamiento de Cazorla.[7]

A partir de este momento, se oficializa el Alto Guadalquivir como fuente del gran río. Cuando, finalmente, el Guadiana Menor cae en manos cristianas, es ya demasiado tarde y cientos de textos han dado ya por definitiva la ubicación del nacimiento, y así se mantiene durante toda la Edad Moderna.
La posición de los técnicos contemporáneos [editar]

Según indica Mariano Palancar,[8] ingeniero y Director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir durante los años 70, se considera rama principal de un río, al recibir éste un afluente, a la que cumple los siguientes requisitos:

Mayor caudal permanente
Menor pendiente de cauce (por estar más asentado y ser más antiguo)
Mayor longitud
Mayor capacidad de la cuenca hidrográfica

La opción Guadalimar [editar]

El estudio de las opciones históricamente planteadas, indica que, aunque el río Guadalimar es, geológicamente hablando, el río tectónico y originario, que corre por una falla y da lugar al valle, y podría haber sido el verdadero Guadalquivir si no hubiesen existido movimientos geológicos posteriores, ni él, ni mucho menos el Genil, cumplen con las condiciones citadas.

En cuanto al encuentro entre el Alto Guadalquivir y el Guadiana Menor, en el punto justo de la confluencia, el cauce del Guadiana Menor es un poco más pendiente que el Alto Guadalquivir. Sin embargo, esta percepción solo se mantiene unos cuantos metros aguas arriba, correspondiendo dicha anomalía a la existencia de un escalón pliocénico. En todos los parámetros, el Guadiana Menor cumple las condiciones de río principal.

Podemos, pues, afirmar con datos objetivos que, a excepción del breve escalón pliocénico, el Guadiana Menor es más bajo, más largo y más caudaloso -recordemos las vegas de riego- que el llamado, y bien llamado pues nadie va a discutir ahora en cuestión de nombres, Alto Guadalquivir[9]

El Fardes - Alhama

Dentro de la cuenca del Guadiana Menor, se han defendido varias opciones. En primer lugar la del Fardes-Alhama, que viene de Sierra Nevada, pero que es claramente más joven, más alto y menos caudaloso que el río Barbata.
Río de Orce - Cañada de Cañepla Almeria.

Otra opción planteada, aguas arriba del río Barbata, es la del rio de Orce, afluente por su izquierda, y Cañada de Cañepla, afluente, a su vez, de éste. Desde la pedanía de Topares parte un camino sin asfaltar hacia el caserío de Santonge: un paraje protegido por la Unesco que alberga notables pinturas rupestres. A unos tres kilómetros de Topares y a unos cien metros del camino se encuentra el brocal de un pozo. Las aguas que en época de lluvia brotan a pocos pasos del pozo ya pertenecen a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Este lugar, frecuentemente seco en la superficie, oculta una corriente subterránea que aflora con un modesto caudal cerca de la cañada de Cañepla, donde recibe el nombre de arroyo de la Cañada del Salar. La vegetación que crece junto al pozo, especialmente juncáceas, prueba que hay un caudal subterráneo de agua.

Sin embargo, las mediciones de Revenga Carbonell, y las publicadas por la CHG, desechan también esta opción.
El Barbata (o Guardal)
Es, pues, el río Barbata, técnicamente, el río principal, aunque a veces se le llama Guardal (que sería un afluente del Barbata según la CHG). Nace en el macizo de La Sagra (Huéscar), más específicamente, en la Fuente de los Agujeros, a 1.740 m. de altitud. El nacimiento, está muy cerca de la Sierra de Guillamona, en cuya vertiente norte nace el río Zumeta, uno de los primeros afluentes del río Segura, quizás el más caudaloso en su tramo alto.

Se cumple así, la descripción de Plinio, confirmada dos mil años después por las mediciones técnicas.
A modo de resumen [editar]

El historiador González Barberán, ofrece este cuadro final de la discusión:

* El Guadalquivir Geológico: El Guadalimar - Guadalmena

* El Guadalquivir Hidrográfico: El Guadiana Menor - Barbata

* El Guadalquivir Histórico

Para los romanos: El Guadiana Menor - Río de Orce
Para los árabes: El Guadiana Menor - Río de Orce / El Genil
Para los cristianos (a partir de Fernando III): El Alto Guadalquivir

Cinco Guadalquivires, por tanto, para un sólo río.
La fuente oficial.

La decisión, en su momento, de que el Alto Guadalquivir, en vez de ser el río Aguamulas o el río Borosa, ambos nacidos en la Sierra de Segura y más caudalosos que el Guadalquivir en el momento de la confluencia, era el nacido en la Sierra de Cazorla, pudo ser también de carácter geo-político, como se ha visto antes, por varias razones:

* Primera, la capitalidad del señorío eclesiástico del Arzobispado de Toledo, denominado Adelantamiento de Cazorla, instituido en el siglo XIII por Rodrigo Ximénez de Rada, se situaba en Cazorla, aunque ello fuera más simbólico y testimonial que otra cosa.

* Segundo. En la época en que se planteó fijar el punto donde naciese el referido río (siglo XVI), era más fácil explorar el Puente de las Herrerías, aguas arriba, hasta llegar a la Fuente de la Cañada, en vez de explorar ríos muchos más caudalosos pero con accesos difíciles. Como por ejemplo el río Borosa, que nace en Aguas Negras, o el río Aguamulas que nace al pie de Las Banderillas, en un lugar enormemente escarpado. Ambos ríos están en la Sierra de Segura, cuya capitalidad era y es Segura de la Sierra.

* Tercero. Todos esos territorios, de la Sierra de Segura, eran patrimonio y jurisdicción, en su día, de la Orden de Santiago, por lo que es factible que el Arzobispado de Toledo prefiriera una opción situada dentro de sus dominios.

El libro publicado en 1977 por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, citado anteriormente, no entra en el análisis de estas tres opciones, dando por sentado que el Alto Guadalquivir nace en su fuente oficial, en la Sierra de Cazorla, aunque en término municipal de Quesada.[10] Esa es la posición oficial y no es planteable, actualmente, cambio alguno en ello.
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El río Fardes



Río Fardes

El río Fardes es un corto río del sur de España que, al confluir con el río Guardal,[1] da origen al río Guadiana Menor, perteneciente a la cuenca hidrográfica del Guadalquivir.

Nace en la sierra de Huétor (Granada), en el término municipal de Huétor Santillán, en su curso se encuentra el embalse de Abellán y, tras recibir al río Alhama y al río Guadix, riega la Hoya de Guadix hasta desembocar en el Guadiana Menor, aguas abajo del embalse del Negratín.

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